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Días vividos


Mil pensamientos cruzan veloces a través de mi mente y una sensación de soledad recorre mi cuerpo, al ver destruido aquel trabajoso empeño.

 En mi abstracción, contemplo las ruinas que antaño fueran un templo soberbio y, a pesar de la visión, la belleza del lugar me hace sentir embriagada de mil emociones contradictorias.

 Me siento cautivada por el eco del silencio, por un paisaje tantas veces idealizado en sueños, y me siento pequeña ante un prodigio insólito, suspendido entre el espacio y el tiempo.

 Cierro los ojos, no pienso, sólo siento la inmensidad del proyecto, un llanto contenido surca mi rostro y un escalofrío de humildad recorre mi cuerpo.

 ¿Qué fue de esa gente?.

¿Qué fue de ese tiempo?

Preguntas sin respuesta que permiten que mi mente siga soñando, imaginando un mundo inexistente, mágico y a la vez cercano.

 Y, de repente..., despierto.

3 comentarios:

  1. No es de lo peor que se puede soñar. Yo hoy he soñado que me atracaban (he terminado dándole un taconazo en los sesos al atracador, como debe ser, jaja).

    Besos

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